viernes, 15 de marzo de 2024

LA ÚLTIMA NOCHE CON EDU de Enrique Pérez Balsa

Os he hablado anteriormente de este autor y tengo que volver a traerlo. Enrique Pérez Balsa tiene la fascinante habilidad de hacer que me olvide del resto del mundo mientras leo sus novelas y ni siquiera soy capaz de explicar el porqué. Quizá porque sus protagonistas son, en general, un desastre a los que nunca nada les sale bien y, si les sale, sabes que la bofetada posterior va a ser antológica. Ya con El edén de las manitas de cerdo, con la que obtuvo el Premio Wilkie Collins de Novela Negra, me ganó para los restos. Hacía mucho, entonces, que no me reía así con una novela y eso que al pobre protagonista (un tipo sin un duro, con un divorcio a la espalda en muy malos términos y dos hijos casi adolescentes con muchos gastos) le pasaba de todo cuando, para ganar algo de dinero, decide hacerse "hombre de compañía" aconsejado por un compañero de trabajo. Os aseguro que llegué a llorar de risa en muchas páginas a pesar de la trama negrísima que se iba desarrollando. En su siguiente novela, Prohibido, nos llevaba al sórdido mundo de la prostitución masculina y las adicciones, consiguiendo, también, sacarme más de una carcajada, algo realmente sorprendente en semejante submundo.

Y ahora llega La última noche con Edu y otro submundo tan pútrido o más que los anteriores: el de los periodistas del corazón, capaces de lo que sea con tal de vender una noticia o unas fotos, aunque sepan que lo que muestran o cuentan está, como poco, tergiversado. O es simplemente mentira, que también. Nuestro protagonista es un sujeto a quien te dan ganas de asesinar con saña y con quien, a la vez, empatizas de una forma peculiar. Por bocazas, borde, borracho y putero...y desgraciado, porque es un especialista en meterse en charcos cada vez más grandes. Agarraos al sofá, que La última noche con Edu viene fuerte.

"SIEMPRE ES MEJOR HACER LAS NOTICIAS QUE LEERLAS" - WINSTON CHURCHILL

Ramos está casi en la cincuentena y es adicto a muchas cosas: principalmente a la bebida (se bebe las cervezas de ocho en ocho) y al tabaco. Come de pena, sus horarios son un caos, pero hay una droga que le consume de forma especial: el dinero. Sería capaz de cualquier cosa por él. Ramos es periodista o, al menos, eso quiere creer y eso pone en su tarjeta de visita, y es capaz de lo que sea para publicar los trapos sucios de los famosos. Le importa muy poco cómo consiga las fotos o la información, lo que cuenta es que, con cada reportaje, se lleva un buen dinero al bolsillo. Su otra perdición son las mujeres. Resumiendo mucho: todas le vienen bien y para todas tiene una frase grosera o una propuesta subida de tono. Ramos cree, y lo cree de verdad, que son piropos y no entiende los cabreos que provoca. Además, cuando bebe más de lo que es habitual para él (que ya es mucho), se transforma por completo y es capaz de liarlas muy gordas.

A pesar de este currículum, Ramos mantiene su trabajo para una revista porque es capaz de conseguir fotografías o historias de famosos realmente comprometidas. La directora no le soporta, pero sabe que con él tiene un filón. Y también mantiene a sus amigos de toda la vida, Edu, Jaime y Alejandro, con los que, de cuando en cuando, de reúne para comer y ponerse ciegos de copas hasta la madrugada. Es uno de estos días cuando la cosa se tuerce y, lo que empieza con la tradicional comida con sobremesa etílica, acaba con Ramos, Edu y dos chicas en casa de este. Y lo peor es que entre el alcohol y otras sustancias muy poco legales, cuando ambos se despiertan, la casa es un campo de batalla, ninguno recuerda lo que ha pasado, Ramos tiene la nariz rota y les han robado. Este es el inicio de una peculiar bajada (aún más) a los infiernos de Ramos. En su búsqueda de saber qué les ha ocurrido y de tratar de localizar a las ladronas, se verá envuelto en un asunto muy turbio y en una espiral de problemas y violencia con la que no contaba.

M.A.R Editor, la editorial que publica esta novela, señala en su contraportada: "Si alguien pensaba que el realismo sucio estaba muerto, que abra estas páginas" y, desde luego, es una gran carta de presentación. Al leer la contraportada, lo que no suelo hacer, aunque en este caso me pudo la curiosidad, por un momento pensé que iba a encontrarme algo del estilo a La senda del perdedor, de Charles Bukowski y bueno, algo de eso hay, pero siempre con la seña de identidad de Enrique Pérez Balsa: su brillante humor negro, capaz de hacerte reír en las situaciones más tremendas.

Ramos, como los protagonistas de sus novelas anteriores, es un personajazo. Tiene todo para resultar aborrecible, pero, al mismo tiempo, mientras estás deseándole las siete plagas de Egipto, también quieres que algo le salga bien de una buena vez. Es un alcohólico que no quiere dejar de beber a pesar de darse cuenta de que se está matando, no le hace ascos a las drogas si llega el caso, no tiene moral ni principios, para él lo único que importa es que le dejen en paz, seguir ganando dinero con una actividad que hace daño a muchos y, siempre que sea posible, acostarse con cuantas mujeres pueda. No acepta consejos, parece incapaz de sentir nada por nadie y todo en su vida es sucio: desde su piso, en el que la limpieza ya ni siquiera es un recuerdo, hasta su profesión, en la que todo vale por dinero, aunque sea destrozando la vida de quien se le ponga por delante. 

Hay en esta novela una crítica despiadada hacia la sociedad actual en general y la prensa amarilla en particular. Los valores y los principios han caído a un plano inferior y lo que prima es el interés, lo económico y conseguir, como sea, momentos efímeros de supuesta felicidad. Los sentimientos, el amor, los afectos quedan desdibujados bajo capas de desencanto, egoísmo y apariencias. La historia que se nos cuenta no es extraordinaria, no hay nada en ella que destaque si no es por su sordidez, aunque tal y como nos la cuenta Enrique, desde la personalísima voz en primera persona del incombustible Ramos, hay momentos en que no puedes evitar reírte. El retrato de nuestra actualidad resulta un tanto descarnado, cierto, y seguramente muchos podemos pensar que algo así no nos sucedería nunca. Pero, ¿estamos seguros de ello?

La última noche con Edu es una novela que de ninguna manera deja indiferente. Sabe manejarse perfectamente entre el "lo sabía, te lo dije" y el "pobre, tampoco se merece tantos palos" y cuenta con un personaje central que te desespera, a quien puedes odiar concienzudamente y, al tiempo, te dan ganas de hacer algo para redimirle de sus muchos y diferentes vicios. Es un locuaz metepatas al que el alcohol le hace pensar que todo le va a salir bien incluso cuando la peor realidad le parte la cara. Literalmente. 

Personalmente, creo que una de las mejores cosas que tiene esta novela, además de su protagonista, son los diálogos. Son tan auténticos, tan reales, que parece que estás en la mesa de al lado escuchando. Lo cierto es que toda la novela es de una naturalidad aplastante y eso consigue que el lector se quede mirando, que se muera de curiosidad por ver hasta dónde le va a llevar todo lo que está pasando al "bocachancla" de Ramos. Aunque os parezca mentira, habrá hasta un momento en que demuestre que hay algo dentro de su pecho que no son litros de cerveza.

Estamos ante una novela capaz de hacer brillar las situaciones más grises y oscuras, en la que viviremos junto a Ramos momentos muy tensos, de los que no se pueden resolver a plena luz, sino en algún rincón que la sociedad en general prefiere no conocer. La pregunta que nos hacemos mientras leemos es si todo lo que le va a caer encima a Ramos servirá para que se de cuenta de que ha de cambiar. O, al menos, le dará algo en lo que pensar. ¿Hacemos una apuesta?


martes, 12 de marzo de 2024

OLVIDO Y CRUELDAD de Álvaro Lozano

 Conocí la narrativa de Álvaro Lozano con Irene de Atenas, cuando la presentó en el Certamen de Novela Histórica de Úbeda. Y me gustó mucho su voz, cómo se la daba a la propia Irene para que contase su historia y la dureza de todo lo que rodeó su vida. Sorprendía aquella novela por su extensión, ya que lo normal en novela histórica es que sean volúmenes gorditos, pero Álvaro conseguía redondear una trama completa y apasionante en poco más de trescientas páginas. Con Olvido y crueldad lo vuelve a hacer, demostrando que se puede escribir una maravillosa novela histórica siendo más breve. Porque esta novela no admite otro calificativo: es maravillosa. Y lo tiene todo, como os voy a contar en esta reseña.

Olvido y crueldad lleva por subtítulo Las mujeres del rey don Pedro, haciendo referencia a Pedro el Cruel y, de nuevo, se le da el protagonismo a la mujer. O más bien a las mujeres que, de una manera u otra, rodearon al rey o influyeron en su vida del modo que fuese. Desde la primera página nos sumerge en una parte de nuestra historia muy compleja y también violenta vista casi desde dentro. Haciendo que nos sintamos allí, junto a los protagonistas. Una delicia que se bebe casi del tirón, pero que deja el regusto de los buenos vinos y que apetece releer y comentar. ¿Viajamos?

PÁGINAS DE SANGRE Y LEYENDA

Como se expone en la contraportada del libro, esta no es una novela sobre el rey don Pedro, sino sobre sus mujeres. Sobre reinas que lo fueron incluso abandonadas por sus esposos y amantes que las superaban en poder e hijos. Sobre guerras fratricidas que pudieron cambiar el curso de la historia. Álvaro Lozano estructura su novela alrededor de esas figuras femeninas que han quedado desdibujadas o que han sido muy maltratadas por las crónicas y rompe por completo la narración lineal para hablarnos de cada una de ellas de un modo tan real y, al mismo tiempo, tan hermoso que acabamos por sentirlas a todas muy cerca. En un mundo regido por los hombres, en el que las mujeres eran tratadas como moneda de cambio o apenas contaban, ellas supieron hacer uso de su ingenio y de capacidad de adaptación para ir sorteando todas las trabas con las que se fueron encontrando.

El primer capítulo, dedicado a Urraca Ossorio, madre de uno de los muchos enemigos del rey don Pedro es, como poco, impactante. Su sentencia a morir en la hoguera se va a cumplir ante los ojos de una multitud enardecida. Solo por ese primer capítulo, desgarrador, la novela ya merece la pena. Podemos sentir el miedo y también la resignación de Urraca, su esperanza de que el humo la ahogue antes de que las llamas la devoren, el calor que aplasta Sevilla, el hedor que la rodea, los gritos de la muchedumbre que asiste a la ejecución. Estamos allí, lo vemos todo y no podemos evitar un escalofrío muy real. A partir de este momento ya es imposible salir. 

Álvaro Lozano nos va a contar el doloroso caminar de Leonor de Guzmán, la que fue amante de Alfonso XI durante casi toda su vida y madre de diez de sus hijos, tras el carro que transporta los restos del amor de su vida, muerto de peste negra en el asedio de Gibraltar. Leonor lo ha sido todo y ahora sabe que son muchas las hienas que la cercan, ya que el heredero será Pedro, el hijo legítimo de Alfonso con María de Portugal. Leonor también sabe que la muerte del rey supone la muerte en vida para ella, pero es madre y hará lo imposible por proteger a sus hijos y darles el lugar que merecen, al precio que sea. 


Blanca de Borbón, a la que casaron con el rey don Pedro, se hace enorme dentro de su tragedia. Ella se ve obligada a casarse con un hombre que ni desea el matrimonio ni va a ofrecerle respeto ni afecto ninguno. Ni siquiera como reina. Repudiada, enclaustrada y lejos de todo lo que conocía, a pesar de ello lucha por su posición y su matrimonio,. Es imposible no sentir una profunda pena por ella. María de Padilla, que se convierte en amante del rey don Pedro (en un curioso paralelismo con la vida de su padre) y que soporta a lo largo de años las idas y venidas de este, que acostumbra a engancharse en cuantas faldas se le cruzan. Siempre vuelve a ella y, aunque goza de privilegios, rentas y una vida cómoda, la soledad es su más leal compañera. Su fidelidad al rey y su apoyo constante, quizá inmerecido, la muestran como una mujer fuerte y convencida de quién es y a qué puede aspirar.

Conoceremos a María Coronel y los hechos que la convirtieron en leyenda cuando fue capaz de usar aceite hirviendo para huir de los requiebros del rey. Y a su hermana Aldonza, que creyó ser capaz de domarle y penó por su error.

Todas las mujeres que, de un modo u otro, compartieron camino con el rey don Pedro, aparecen vivas, reales, llenas de matices, de sentimientos, de certezas y dudas. En muchas ocasiones, el deber y el querer chocan frontalmente, se ven obligadas a elegir incluso en contra de sus propias creencias (no hay que olvidar el papel de la religión en la época y cómo la fe y el obligado cumplimiento de sus preceptos eran los que regían la vida). Hay momentos tan personales en la novela, tan profundos e íntimos dentro del pensamiento de cada una de ellas, que las sentimos muy próximas. Muy "nuestras". Los sentimientos, al margen de la época histórica en la que estemos, siempre son los mismos: el amor, el odio, la responsabilidad, el ansia de venganza, el cuidado, la protección, la soledad, el desgarro, la pena, el abandono...Ellas nos los muestran todos. Ahí está la magia.

Magia es también lo que Álvaro Lozano hace con su escritura. Leerle es empaparse por completo de buena literatura, de páginas que nos llenan de emoción, de descripciones tan profundamente sensoriales que hasta se pueden oler. Su estilo, cuidado y a la vez natural, combina de forma brillante pasajes históricos inolvidables con la emoción, el dolor, la tristeza, la pasión o la ternura. La novela está llena de frases memorables, de esas que te mueres por subrayar o conservar en la memoria. Aunque lo que de verdad te deja es la cálida sensación de que has leído una joya que se queda contigo durante mucho tiempo. O siempre. Es, sin duda, una de las mejores novelas históricas que he leído últimamente (y leo muchas, os lo aseguro)  y solo puedo pediros que os dejéis llevar por ella, que os empapéis como yo con lo que en ella se cuenta. Las mujeres del rey don Pedro os esperan para susurraros que, a pesar del tiempo transcurrido, hay cosas que nunca cambian.

viernes, 8 de marzo de 2024

EL MISTERIOSO CASO DE LOS ÁNGELES DE ALPERTON de Janice Hallet

 Es cierto y lo declaro a los cuatro vientos: me declaro fan irredenta de Janice Hallet. Este es el tercer libro que leo de ella y solo puedo asegurar que se ha convertido en una de mis autoras favoritas, no solo porque sus tramas sean endiabladamente complejas, sino por cómo plantea sus libros. Nunca vamos a ver una narración lineal y clásica, serán las nuevas tecnologías las que marquen el "tempo" y el modo de contarnos lo que sucede. Ya en la primera novela suya que leí, La apelación, todo estaba en los correos electrónicos que se enviaban los protagonistas unos a otros y de los que se extrapolaba la información (conseguía que odiásemos mucho aciertos personajes, a otros se les descubrían asuntos familiares muy turbios y un asesinato rondaba sobre sus cabezas) hasta un final realmente impactante, que no esperé nunca. Después, en El código Twyford, eran las grabaciones en el móvil las que tomaban la voz cantante (y nunca mejor dicho) en un caso en el que un ex presidiario se empeñaba en descubrir qué había pasado con una de sus profesoras del colegio que desapareció en una excursión. En ambos casos había mucho más de lo que parecía, salían a relucir muchos trapos sucios y conseguían no solo mantenerte en tensión, sino hacer "trabajar" a tus neuronas para intentar averiguar qué demonios estaba pasando.

En esta novela, El misterioso caso de los Ángeles de Alperton, cuyo título tiene reminiscencias que nos llevan a la gran Agatha Christie, Janice Hallet lo vuelve a hacer. Da una vuelta de tuerca más a su personalísima manera de plantear sus libros, para sumergirnos en un antiguo y terrible caso con, al parecer, muchos más cabos sueltos de lo que la cerrada investigación pretendió. Será una periodista quien comience a tirar de los hilos que va encontrando para acabar por sumergirnos en un misterio apasionante y complejo, con ramificaciones inesperadas, y que aún parece escocer a mucha gente. Vamos allá y no olvidéis que cualquier cosa puede ser importante. Cualquiera.

DIECIOCHO AÑOS DESPUÉS

La periodista Amanda Bailey lleva tiempo escribiendo sobre sucesos y actualidad y se ha ganado una sólida fama. Pero quiere dar un paso más y una editorial conocida le plantea que participe en una colección de libros sobre crímenes reales. Es entonces cuando se decide por el caso de los Ángeles de Alperton, un siniestro y misterioso episodio ocurrido dieciocho años antes sobre el que se ha escrito mucho, incluso se han rodado películas: los miembros de una secta bautizada con ese nombre, intentaron sacrificar a un bebé por considerarlo el Anticristo. Pero algo inesperado debió ocurrir y los miembros de la secta aparecieron muertos. Todos menos su líder, el carismático Gabriel Angelis, y dos jovencitos, chica y chico, captados por la secta y que parecían ser los padres del bebé. Amanda es consciente de que aquel bebé que iba a ser sacrificado tendrá hoy dieciocho años, ya es mayor de edad, y conseguir sus declaraciones significaría una primicia bomba. Pero surge un problema inesperado: Oliver Menzies, un escritor rival, también ha tenido la misma idea. Y, por lo que parece, tiene mejores contactos que Amanda para seguir la pista del bebé. Haciendo de la necesidad virtud, se verán obligados a colaborar en la investigación, aunque Amanda desconfía constantemente de Oliver, a quien ya conocía de años atrás. Inesperadamente comienzan a descubrir que todo lo que se cree saber sobre los Ángeles de Alperton es falso, que la verdad es mucho más extraña y oscura. Y que la historia de la secta no ha terminado aún.

Os decía antes que Janice Hallet ha dado una vuelta de tuerca más en su modo de plantear esta novela. Como en las anteriores, no hay una narración al uso. Esta vez caminamos al lado de Amanda Bailey e iremos leyendo sus whatsapp, sus correos electrónicos, sus carpetas con información, las grabaciones de su móvil cuando entrevista a implicados en el caso. Es una mujer capaz de llevarse por delante lo que sea con tal de conseguir la información que busca, aunque sea con verdades a medias o usando a quien haga falta, con muchas y variadas artimañas, si puede obtener un mínimo dato. Podéis pensar que un libro, escrito de este modo, es caótico y difícil de seguir: os aseguro que, como en los anteriores, nada más lejos de la realidad. Primero porque es lineal, vamos a ir leyendo todo lo que Amanda escribe, habla y va descubriendo día a día. Y porque Janice Hallet lo hace de un modo tan magníficamente genial, que consigue sin dificultad meterte hasta las trancas en la investigación de la periodista.

Amanda Bailey comienza a darse cuenta de que hay muchas cosas que no están claras. Que hay testimonios de la policía, sobre lo sucedido aquella noche, que no cuadran y que se contradicen entre ellos. Que al bebé lo descubrieron casi de casualidad. Que los dos jovencitos captados por la secta, Holly y Jonah, ambos menores, mostraron siempre una actitud esquiva y no colaboraron gran cosa con las autoridades. Que parece que toda la información sobre el bebé y lo que sucedió con él ha desaparecido, aunque se supone que fue dado en adopción. Y que Gabriel Angelis, desde prisión, siempre ha proclamado su inocencia.

Estamos ante una novela diabólicamente original, que nos obliga, de alguna manera, a tratar de querer conocer la verdad de lo sucedido aquella noche. A medida que Amanda y Oliver avanzan en sus pesquisas (aunque será con Amanda con quien compartamos su camino) se van encontrando cada vez más con callejones sin salida o con la imposibilidad de acceder a algunos testimonios o documentos. Lo que para ella es un reto ante el que crecerse, a Oliver parece que empieza a venirle grande y se obsesiona, cada vez más, con la parte más oscura de las sectas y el ocultismo.

Es verdad que Janice Hallet se guarda algún que otro conejito en la chistera que se descubre hacia el final de la novela, aunque no es especialmente relativo al caso que investiga Amanda. Pero, con todo, estamos ante otro ejercicio brillante de cómo escribir una novela de crímenes original, diferente, llena de trampas deliciosas, que va dosificando la información manteniendo un control total sobre lo que quiere contar y que consigue que el lector se enganche sin remedio porque NECESITA saber qué demonios ocurrió aquella noche en que una secta pretendió asesinar a un bebé. Y, también, por qué ese bebé parece haber desaparecido sin dejar rastro.

Como en las dos anteriores, os aseguro que he disfrutado de la lectura a lo grande. Es un feliz golpe de aire fresco y todo un reto a nuestra capacidad para discernir, entre los muchos datos que se van desgranando, cuál es la verdad. Janice Hallet se ha convertido, por derecho propio, en una de mis autoras de cabecera, por lo que solo puedo agradecer, de todo corazón, a Atico de los Libros por publicarla. Ojalá tengamos pronto un nuevo caso entre las manos.


 


 



lunes, 4 de marzo de 2024

EN EL NOMBRE DEL PODER de Juanjo Braulio

 Es verdad, lo reconozco, esto no me lo esperaba. Porque desde que leí Sucios y malvados, la anterior novela de Juanjo Braulio, allá por 2017, no dejaba de esperar con impaciencia un nuevo lanzamiento. Y, oh, sorpresa: volvía al ruedo de las publicaciones, pero no con una novela negra (¿o sí?), sino con una histórica muy ambiciosa que gira alrededor de la familia Borgia. Para quienes no conozcáis a Juanjo Braulio, os recomiendo encarecidamente que descubráis sus novelas anteriores: El silencio del pantano, que fue llevada a Netflix en forma de película, y Sucios y malvados, quizá una de las mejores novelas negras que haya leído jamás, durísima, desgarradora y con un fondo casi aterrador. Ambas tienen algo en común: son sumamente originales, no siguen modas y son capaces de erizarte la piel como pocas. La adaptación de Netflix me pareció realmente buena, porque sabía mantener la oscuridad de trama y personajes y porque Nacho Fresneda se marca un pedazo de personaje brutal, de esos que dan escalofríos solo con que abran la boca. No las dejéis pasar si tenéis ocasión de leerlas (o verla).

Me sorprendió el salto a la novela histórica de Juanjo, pero, desde antes de leerla, tenía claro que iba a ser diferente, que le iba a dar su toque y no me he equivocado. La voz narradora es la de un asesino, un verdugo, y eso ya es toda una declaración de intenciones. Y, aunque es verdad que los Borgia han sido llevados infinidad de veces a páginas de libros, En el nombre del poder les da una vuelta de tuerca, huye de estereotipos y de las versiones más maniqueas para mostrarlos como dignos representantes de su época. Con luces y sombras, por supuesto, pero quizá más reales de lo que habíamos visto hasta ahora. ¿Vamos a su encuentro?

"ME LLAMO MIQUEL DE CORELLA. SOY UN POETA Y UN ASESINO"

Toda Italia teme el nombre de don Micheletto tras el que se encuentra Miquel de Corella, un hombre sin fecha de nacimiento conocida, hijo bastardo, huérfano y que llega a ser el verdugo de la familia Borgia. A través de él y de su voz, iremos descubriendo los oscuros secretos que fue guardando a lo largo de aquellos años y también los "servicios" que llevó a cabo bajo las órdenes de Rodrigo de Borgia, antes y después de convertirse en el papa Alejandro VI. Convertido en la mano derecha del hijo de este, César, su destino está unido al de la poderosa familia valenciana. Una familia para quien todo valía en nombre del poder en una Italia en la que el Renacimiento hacía brillar las artes y las letras, pero también en la que la brillantez de Leonardo, Miguel Ángel y Maquiavelo debía convivir con los peores crímenes y las traiciones más bajas. Para los Borgia, cualquier atrocidad era válida y necesaria si con ella se conseguían sus fines, aunque no fueron los únicos que utilizaron esas armas, ni los que mataron y engañaron por ambición, pero sí los más denostados por ello. Pagaron con la infamia el precio de la gloria.

En el nombre del poder es el inicio, por parte de Juanjo Braulio, de una muy ambiciosa bilogía sobre los Borgia, una familia que ha sido objeto de atención desde su ascenso al poder hasta nuestros días y de la que, a veces, es complicado discernir entre la realidad y la leyenda. La intención de Braulio es, de alguna manera, hacer justicia a los Borgia, tan unidos siempre a lo criminal y a lo escabroso, que lo demás queda completamente opacado. Darle la voz narradora a un hombre como Miquel de Corella, que se mantuvo a su lado y que compartió su vida con la de ellos, me parece un gran acierto, porque nos permite estar dentro, pero con cierta distancia. Tener horizonte en todo lo que nos cuenta.

No puede negarse que los Borgia tuvieron una gran sed de poder y que demostraron muy pocos escrúpulos para llegar donde querían, pero no fueron los únicos. Juanjo Braulio nos hace una inmersión brillante y poderosa en la época y, en muchos momentos, me ha recorrido un estremecimiento por la espalda al reconocer parecidos muy evidentes con lo que nos está tocando vivir. Era un momento en el que todo estaba cambiando, tanto en la sociedad como en las estructuras de poder. Había violencia, sí, pero no podemos evitar sentir fascinación. Un enorme acierto de la novela es cómo ha mezclado la ficción con los hechos reales: hay muchas cosas que pudieron pasar de la manera en que nos las cuenta o no, pero lo importante es que el autor no intenta hacernos comulgar con ruedas de molino, planteando todo como una verdad absoluta.


Hay crímenes en la novela. Bastantes. Y aquí se muestra la maestría de Juanjo para moverse en los ambientes más oscuros y crear personajes llenos de aristas, como ya vimos en sus novelas anteriores. La psicología de cada uno de ellos está perfectamente trazada, sabremos por qué y cómo hicieron lo que hicieron. En ningún momento, y esto es importante, la novela trata de hacer pasar a los Borgia como unas hermanitas de la caridad maltratadas por la historia y sus enemigos, sino explicar sus motivaciones dentro de un momento histórico que era el que era y en el que la mayoría de personas con ansias de poder hacían exactamente lo mismo. Pero la leyenda negra alrededor de los Borgia se ha creído como una certeza incontestable. Todos los tópicos de incesto, envenenamientos, perversiones y corrupción se les aplicaron y ahí han permanecido, inamovibles, especialmente sobre la cabeza de Rodrigo de Borgia, el papa Alfonso VI, que pasa a la historia como un ser corrupto y absolutamente despiadado. Sí, tuvo hijos, ¿y qué? Hubo muchos otros papas en la misma situación, solo hay que investigar un poco. Pero todo lo relativo al incesto con su hija Lucrecia (al que, se dice, también se sumaban los hermanos) no es más que una falacia mil veces repetida.

En el nombre del poder es una novela apasionante, narrada con un ritmo que no decae en ningún momento. Está plagada de diálogos magníficos y tiene una ambientación, como os decía arriba, casi inmersiva,  porque podemos vernos en la época sin ninguna dificultad. En algunos momentos tiene la capacidad de que nos sintamos dentro de las habitaciones de la familia, escucharles, compartir su día a día. En otros, ser testigos de excepción de crímenes crueles y conspiraciones en la sombra. Pero en nuestra cabeza todo se recoloca, como si encajásemos las piezas de un puzle del que no acertábamos a ver la imagen completa. Entonces comprendemos muchas cosas. Esa es la magia de la novela de Juanjo Braulio, una gran historia que se nos queda enganchada y de la que yo, personalmente, espero su pronta continuación. Perdeos en sus páginas, os aseguro que es toda una aventura.



jueves, 29 de febrero de 2024

EL QUINTO NOMBRE de Antonio Pampliega


 En ocasiones, el mundo de las presentaciones y certámenes literarios me regala sorpresas como la que hoy os traigo. Me ocurrió en el pasado Getafe Negro. Aquella tarde yo iba con José Carlos, mi amigo y librero de cabecera, para escuchar a Juan Ramón Biedma, a quien los dos admiramos y queremos. En realidad no me había fijado mucho en el resto de la composición de la mesa, aunque el nombre de Antonio Pampliega me llamó la atención, porque recordaba aquel terrible cautiverio de casi diez meses que sufrió tras ser secuestrado por Al-Qaeda en Siria mientras cubría como periodista el conflicto bélico. Pero no tenía ni idea de qué tipo de libro era del que nos iba a hablar. Y ahí saltó la historia que me dejó pegada a sus palabras y que consiguió que, al acabar, me lanzase de cabeza a comprar El quinto nombre. Antonio me lo firmo amablemente y, para redondear, se nos unió Lorenzo Silva. La breve charla que tuvieron los dos acerca de Irak y sus experiencias me resultó fascinante, porque estaba como espectadora de lujo.

He leído el libro en dos fases, tengo que confesarlo. Lo empecé enseguida tras aquella tarde en Getafe, pero paré su lectura porque me llegaron varios manuscritos para valorar que corrían cierta prisa. Y, cuando la he retomado, he preferido volver al principio y comenzar de nuevo para no perderme ningún matiz. Os aseguro que es una historia que se queda contigo durante bastante tiempo. Quizá, en mi caso, porque sigo sin poder comprender el grado de ensañamiento que se produjo en la guerra civil, la mayor parte de las veces con el único motivo de pensar diferente. Y eso vale para los dos lados, todos fueron capaces de las peores atrocidades. Dejadme que os cuente lo que ocurrió en Mejorada del Campo en 1936...

"MUCHOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO TRAGO ES LA MUERTE" - MIGUEL HERNÁNDEZ

El quinto nombre es, sobre todo, levantar la losa de silencio instalada sobre la muerte de Tomás Martínez Negro, que era el sacristán de Mejorada del Campo cuando se produce el alzamiento y comienza la guerra civil. Antonio Pampliega nos contó cómo comenzó todo: cuando le llegaron a su mail,  remitidos por un buen amigo en 2018, los documentos sobre un juicio sumarísimo sobre la única ejecución, la de Martínez Negro, que se produjo en Mejorada del Campo, lugar de nacimiento del propio Antonio y buena parte de su familia, en los primeros meses de la contienda. En esos documentos se hacía constar la condena de cuatro de los ejecutores y el quinto implicado constaba como huido: un hombre llamado Eladio Pampliega. La coincidencia en el apellido no podía ser una simple casualidad y ese fue el hilo del que decidió tirar y comenzar a investigar qué fue lo que realmente paso y qué fue de aquel que escapó.

En 1936, en Mejorada del Campo apenas vivían mil doscientas personas. Lo primero que Antonio confirmó fue que la ejecución sucedió y que Tomás Martínez Negro fue asesinado a sangre fría. Un hombre que ni siquiera era natural de Mejorada, que había llegado de Valladolid y no tenía ninguna filiación política. Además de sacristán, era profesor de música, director de la banda municipal y abría las puertas de su casa para enseñar a leer a los hijos de los labradores. Después del alzamiento, las posiciones enfrentadas entre ambos bandos también se manifestaron en el pueblo con toda su crudeza. Eran muchos más los partidarios republicanos que, crecidos, hacían padecer todo tipo de escarnios a quienes creían que no comulgaban con sus ideas, como el cura o el propio Tomás.

La investigación de Antonio Pampliega lleva a la conclusión de que Tomás Martínez Negro fue el cabeza de turco en aquellos días oscuros, en los que se había instaurado la idea de que había que matar antes de que los mataran a ellos. En El quinto nombre, Pampliega reconstruye lo sucedido en esos primeros meses de la guerra civil en Mejorada del Campo, aunque no resultó tarea fácil. La muerte del sacristán era un tema tabú para quienes aún quedaban con vida y con recuerdos en el pueblo. Todos sabían lo que había sucedido pero muy pocos quisieron hablar, aunque los testimonios de estos ayudaron a recomponer la historia. La ayuda de su padre fue fundamental para Antonio, porque le permitió indagar con más profundidad en su propia familia, descubriendo que había más de un secreto por salir a la luz. 

El quinto nombre es una intensa mezcla entre el ensayo de investigación y la narración, que nos permite, por un lado, ir conociendo los hechos objetivos y, por otro, descubrir cómo se vivía en Mejorada en aquellos meses llenos de incertidumbre y miedo. Las primeras páginas nos cuentan, con detalle y desde dentro, el momento en que Tomás Martínez Negro es detenido y su ejecución a sangre fría y ya nos arañan y nos encogen el alma. El pánico de Tomás, las amenazas que jamás llegó a entender, la madrugada fría y desangelada en la que apagaron su vida y los cinco hombres que estaban allí para ejecutarlo provocan un escalofrío que recorre la espalda.

Es, en cierto modo, la crónica de una muerte anunciada (con mis respetos al gran Gabo) ya desde la primera frase: "Tomás Martínez Negro iba a morir". A lo largo de las 284 páginas que tiene el libro, la tensión y el desasosiego se instalaron en mí, especialmente en la primera mitad. Insisto en lo que decía al principio: ¿qué demonios estaba sucediendo en este país para que el odio campase a sus anchas por calles y campos? ¿Cómo fue posible tanta saña, tanta violencia? ¿Cómo justificar o tratar de entender lo que hicieron unos y otros sin que les temblase el pulso, tanto antes de la guerra como durante ella?

Tal como nos explicó Antonio Pampliega en aquella mesa de Getafe Negro, lo que ha querido con este libro es hacer justicia después de casi noventa años y sacar a la luz lo que sucedió, aún cuando eso supusiera rebuscar en los "sótanos" de su propia familia. Contar la verdad y no dejar la muerte de Tomás perdida en el olvido y el silencio. En todo momento se hace patente la implicación personal de Antonio en todo lo que cuenta. Estremece la sensación de que realmente estás viendo con tus ojos lo que pasó. Va alternando capítulos en los que detalla lo que iba averiguando y cómo y otros en los que, de forma novelada, describe cómo era la vida en Mejorada, las relaciones entre vecinos, la tensión creciente y casi palpable, El quinto nombre resulta un ejercicio de memoria muy revelador.

El subtítulo de El quinto nombre es El viaje a un pasado incómodo y resulta más que revelador. No es fácil enfrentarse a la muerte injustificada, a los rencores nacidos de la intransigencia, a la visión de una España rota en la que todo valía si lo hacían "los tuyos", hasta lo más terrible. Pero sirve, tal como explicó Antonio y yo, al menos, quiero creerlo, para que la muerte de Tomás Martínez Negro salga del pozo del olvido, que se conozca la verdad. Si, además, ha ayudado a que su autor se reconcilie con su pasado familiar, la labor ha quedado completa. 



 


lunes, 26 de febrero de 2024

LA ORDEN DE LOS CONDENADOS de Alan Pitronello

Creo que una de las mejores cosas que tiene conocer a un autor desde su primera novela es ir viendo cómo evoluciona, cómo crece, cómo da pasos adelante en su forma de escribir. Sé que ya lo he contado, pero para quien aún no esté al tanto, tuve la fortuna de conocer a Alan cuando obtuvo el VIII Premio Ciudad de Úbeda de Novela Histórica con La segunda expedición. Allí, en Úbeda, tuvimos ocasión de charlar algún ratito y, como el resto de quienes estábamos allí, escuchar de sus labios, al recoger el premio, uno de los discursos más hermosos y emocionantes sobre el mestizaje y la herencia española en hispanoamérica. Desde entonces le he seguido de cerca y hemos compartido más conversaciones y ratos, a pesar de la distancia, y me hace especial ilusión este post. Primero porque la última novela de Alan, La Orden de los Condenados, supone un salto cualitativo en su narrativa, cada vez más madura. Y después porque la época me encanta y, además, aparece el Gran Capitán, por quien siento una devoción absoluta. 

Si además hay crímenes, un misterio, un asesino y un secreto por descubrir, ya sabéis que me suponen un plus. Y aquí tenemos todo eso y mucho más, empezando por las intrigas políticas dentro del Vaticano, a las que sumar personajes reales, una investigación peligrosa, batallas y un libro bien conocido que parece contener respuestas a las muertes. Como introducción no está nada mal, ¿verdad? Pues vayamos al convulso siglo XV y cuidad bien vuestras espaldas...

"NADA ES MÁS FÁCIL QUE CENSURAR A LOS MUERTOS" - JULIO CÉSAR

En el año 1496, Francia es el enemigo. La Santa Alianza, formada por Venecia, Nápoles, Castilla, Aragón y los Estados Pontificios, se enfrentan a ella con todo su poderío militar. El papa Rodrigo Borgia, Alejandro VI, tiene que lidiar con las muchas intrigas que se mueven a su alrededor a las que se une un misterioso asesino que ha acabado con la vida de altos personajes de la curia. En cada uno ha dejado unas frases escritas en toscano que no parecen tener explicación. El papa teme por su vida... Por ello Bernardino de Carvajal, cardenal de Santa Cruz, manda llamar a dos sobrinos que, quizá, puedan ayudar a descubrir al escurridizo criminal. Ellos son Álvaro y Diego de Paredes. Diego lleva años inactivo y casi encerrado en su casa de Trujillo, cuidando de la cada vez más escasa hacienda, haciéndose cargo de su hermana y su sobrino y lamiéndose sus muchas heridas y decepciones. Además, acaba de enterrar a su madre cuando su hermanastro Álvaro llega con el encargo del cardenal. A pesar de sus reticencias, Álvaro consigue convencerle para ir a Roma y localizar al asesino. 

Por su parte, el Gran Capitán está inmerso en la guerra contra los franceses. El genio militar intenta liberar Nápoles y desbloquear el puerto de Ostia, puerta fundamental de abastecimiento para Roma. Entre sus tropas comienza a destacar un jovencito, Tristán de Rueda, hijo de uno de sus más cercanos capitanes. Él también acabará por participar en la investigación después de que Diego sea nombrado capitán de la guardia papal y puesto al frente de ella. En una Italia dividida, con los pasillos del Vaticano plagados de secretos, movimientos diplomáticos y políticos y con cierto ambiente de conjura, encontrar a un asesino despiadado se convierte en necesidad.

Con todos estos argumentos lo difícil es no sentir una enorme curiosidad por La Orden de los Condenados. Nos encontramos frente a un papa polémico, que ha ido colocando a sus hijos en puestos predominantes pero, curiosamente, ellos no están demasiado contentos, especialmente César, nombrado cardenal a dedo por su padre y a quien la púrpura le pesa demasiado. No quiere ser un simple hombre de iglesia y envidia a su hermano Juan, que ha sido nombrado capitán general del ejército, y a quien considera un perfecto inútil. La presencia de Diego de Paredes es todo un aliciente, porque, como los anteriores, Diego es un personaje real. Conocido como el Sansón extremeño, al parecer (aunque no es un hecho contrastado) tomo parte en la toma de Granada y posteriormente se hizo famoso bajo el mando del Gran Capitán tras su llegada a Roma en 1496, hecho que da pie a Alan Pitronello para, partiendo de hechos ciertos, introducir a Diego en la trama de los asesinatos.

La figura del Gran Capitán surge ante nuestros ojos con todo su esplendor, desplegando sus novedosas y después imitadas tácticas militares que le llevaron de victoria en victoria. Pero también le veremos como hombre de carne y hueso, con sus dudas, su planificación, sus conversaciones. A mí me ha servido para, si es posible, admirarle todavía más, aún sabiendo que toda esa parte es ficción. Eso sí, una ficción muy creíble. Y es que, en esta novela, los personajes se muestran con una amplia gama de matices, del primero al último. De todos vamos a conocer hasta sus más íntimos pensamientos y eso, en mi opinión, los engrandece.

Y tengo que decirlo: qué brillantes son las escenas de batallas que Alan nos regala en este libro. Qué bien contadas y coreografiadas, tan visuales e intensas que nos hacen sentir dentro de ellas. La tensión, la lucha, las tácticas, ataques y defensas... son una de las mejores cosas de la novela, se viven en primera línea y hasta nos dejan un poquito sin aliento. Cuando la acción te saca de ellas para llevarte a otro escenario, te parece seguir escuchando el sonido de los cañones y el entrechocar de los aceros.

La Orden de los Condenados está escrita para empaparte de un momento de la Historia que de por sí resulta apasionante: la mezcla con una trama paralela con cierto toque de thriller de unos asesinatos, que parecen no tener una explicación ni un fin concreto, le aporta un interés añadido. Asimismo, los movimientos del papa Borgia para dominar cada vez más territorios y convertir a su familia en la más poderosa, están constantemente en el telón de fondo de todas las tramas. La descripción de una Roma llena de luces pero también de muchas sombras, de corrupción, de pobreza fuera de los muros del Vaticano, es también poderosa.

Estamos ante una novela que supone un gran salto adelante de su autor, más compleja, con tramas más elaboradas, en la que todo se va enrevesando y desvelando paso a paso, y con una inteligente forma de introducir hechos históricos reales y contrastados para contarlos de tal modo que pasan a formar parte de lo que nos está narrando. Una fantástica "trampa" de escritor que nos convierte en cómplices del rompecabezas que va encajando, bien engrasado, hasta el final de sus páginas

Si aún no habéis descubierto a Alan Pitronello, haceos con este libro y buscad lo que se esconde en La Orden de los Condenados. Me he dejado cosas en el tintero porque creo que merece la pena que vosotros mismos vayáis levantando las cortinas y viendo lo que hay detrás de ellas. Hacedlo con cuidado, nunca se sabe quién puede esconderse detrás.


martes, 30 de enero de 2024

CRISANTA de Juan Ramón Biedma

 

Desde hace tiempo me confieso "biedmadicta". Concretamente desde que leí aquella maravilla titulada Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado (retitulada Londres,1891 tiempo después) y que descubrí gracias a la presentación que Juan Ramón hizo de su novela en Getafe Negro. Desde ese primer encuentro con su literatura, me fui dejando seducir por el "universo Biedma" y su manera de escribir, sus tramas, su estilo. Su forma de introducir el horror en lo cotidiano y hacer coincidir lo sobrenatural con la vida común. Quizá porque siempre ha estado ahí, pero no solemos mirar con atención o preferimos no hacerlo, por miedo a lo que podamos descubrir. Además la ocasión para traeros, por fin, mis impresiones de esta novela, llega en un magnífico momento: a Juan Ramón Biedma acaban de concederle el Premio Castelló Negre a la trayectoria literaria.

Con Crisanta, Juan Ramón vuelve a sorprender por la originalidad del planteamiento y por mostrarnos un momento histórico duro, complejo y también la cara B de una ciudad como Sevilla. No vamos a verla desde su perspectiva luminosa, alegre, hermosa y acogedora, sino fría, oscura y llena de miedo, con callejones y lugares que provocan escalofríos. El subtítulo de la novela, Una novela de fantasmas durante la Guerra Civil, podría llevarnos a pensar que los derroteros van a ir hacia el suspense paranormal, pero no. En absoluto. ¿Hay fantasmas? Puede que sí, pero no son los principales protagonistas. Y hay personajes que dan bastante más miedo que ellos. Nos vamos a octubre de 1936... 

LA MORADA DEL MALMUERTO

Corre octubre de 1936 y Crisanta, una mujer muy especial y diferente a cualquiera, recibe un encargo tan peligroso como envenenado: localizar un tríptico de Jan Van Eyck expoliado de una iglesia. Si consigue hacerse con él, le servirá como billete para salir de un país que se hunde en sus momentos más oscuros y en el que ya no parece quedar sitio para ella. Crisanta regenta un pequeño negocio de antigüedades en la calle Feria, al que acuden, quienes pueden pagarlas, clientes en busca de algún cuadro o una pequeña talla y porta siempre un pequeño péndulo que le ayuda a tomar decisiones. Acepta el encargo porque sabe que es su última oportunidad, aunque le suponga tener que moverse en lugares muy comprometidos y tratar con personas con las que preferiría mantener mucha distancia, entre las que se encuentra el todopoderoso Manuel Díaz Mayordomo, encargado de la represión policial, y al que se teme tanto como se le odia.

Por otro lado, conoceremos a Alberto Chacón Carter y a su Sociedad Mediúmnica de Sevilla. Se vivía un momento, en aquellos años, de mucho interés por el mundo de los espíritus y Carter, junto con un grupo realmente peculiar, investigan los, al parecer, extraños sucesos que están teniendo lugar en la llamada casa del Malmuerto, también en la calle Feria. Se habla de luces extrañas en las ventanas y de cómo se escucha llorar desgarradoramente a un niño en la madrugada. Un lugar con muy mala fama y que ya, en la primera visita que hacen, demuestra que en su asolado interior se esconde mucho más de lo que creían.     

Tendremos incluso una tercera trama, en la que Juan Serrador, un cura que arrastra un pasado complicado y que a punto estuvo de llevarle frente a un pelotón de fusilamiento. Serrador se ve envuelto en un plan para salvar la vida de José María Varela Rendueles, recientemente depuesto como gobernador civil de Sevilla, y que se encuentra ingresado en el Hospital de la Caridad, precisamente donde Serrador está destinado como sacerdote. Mientras, no deja de buscar por Sevilla a una mujer que lleva enquistada en el alma y en la memoria.    

La ciudad está viviendo un momento muy convulso. No solo el inicio de la guerra está trayendo fusilamientos en masa, terror y represión, sino que las calles son un hervidero de tensión y miedo, además de esconder en sus rincones más sombríos presencias y hechos que es mejor que no salgan a la luz. La Sevilla que Biedma nos presenta es la que no vemos normalmente, poco hay en ella de su brillo habitual. Todo parece aplastado bajo una atmósfera de aprensión y temor. La sombra de Manuel Díaz Mayordomo, trasunto de Manuel Díaz Criado, la mano derecha de Queipo de Llano en la represión que se llevó a cabo en Andalucía y Extremadura, planea sobre todo. Un tipo capaz de firmar sentencias de muerte completamente borracho, que acababa muchas noches de farra llevando a sus amigos a contemplar los fusilamientos al alba que él mismo había autorizado. Pero Díaz Mayordomo puede que haya encontrado la horma de su zapato...

Si Díaz Mayordomo resulta realmente inquietante, también lo son, aunque de otra manera, los integrantes del grupo de Chacón Carter, que aceptan los hechos más extraños y sobrenaturales con una tranquila naturalidad: Diosdada, que ejerce de secretaria y que es sensitiva; Rublos, mano derecha de Carter que va a ser perseguido por la presencia de un niño al que solo él parece ver y Antonio y Rafael, los hermanos Galocha, que, ya jubilados, disfrutan de las experiencias que viven y que aportan más de un momento de humor. Diosdada ha quedado viuda a causa de la guerra y vive obsesionada por contactar con su marido muerto y va sufrir una evolución que la va a llevar de ser una secundaria más o menos gris a saltar a la palestra de un modo un poquito escalofriante.

Crisanta es una novela que toca muchos palos y que sabe mantenernos alerta, como cuando sentimos en la nuca la respiración de alguien que nos vigila. Estamos en una ciudad inmersa en una guerra que, si bien se libra de los combates en primera línea, sufre la represión, el miedo y la muerte. También caminaremos por la ciudad que no se ve, la de los edificios en ruinas, los pasadizos que ocultan terribles secretos, de lugares de reunión de gentes a los que la luz del día les repele. Donde hay quienes se benefician del nuevo estado de cosas y quienes han de buscarse la vida y el pan como sea y al precio que sea.

Juan Ramón Biedma es un maestro uniendo el mundo real con otros más intangibles. Siempre hay un toque sobrenatural en sus obras, pero está tan bien integrado que nos resulta normal, aunque muchos de los pasajes nos ericen la piel ante la presencia de lo desconocido. Sabe muy bien compaginar el horror de la cruel realidad con el que se esconde en las sombras y que, muchas veces, ni siquiera tiene nombre. Crisanta tiene aventura, tiene misterio, tiene parte histórica, por eso es tan difícil clasificarla y ponerle etiquetas. Pero sí os puedo asegurar que una vez que se entra en el "universo Biedma" ya no se puede salir. Es completamente adictivo. 

Tenéis que conocer a Crisanta, os vais a llevar más de una sorpresa. Eso sí, tendréis que venir dispuestos a contemplar lo imposible y a estremeceros con la parte más despiadada del ser humano. Y os aseguro que no podréis dejar de mirar.